Impliquémonos como hombres en la lucha feminista
El S. XXI es un siglo donde confluyen muchas crisis y muchas luchas, pero si algún movimiento está destacando con fuerza es el feminismo, que se erige ahora mismo en la gran fuerza transformadora de nuestro tiempo.
Si bien es cierto que el movimiento feminista interpela principalmente a las mujeres, en un marco emancipador que pasa por su apoderamiento en pro de la igualadad efectiva y el fin de un sistema patriarcal que las oprime, los hombres no podemos estar excluidos de esta emancipación, en cuanto que, el machismo también nos afecta en nuestra vidacotidiana, no como víctimas pero si para estar atravesados por este machismo.
Los hombres no somos plenamente partícipes de la lucha feminista que cada vez es más protagonista a nuestra sociedad, tenemos la obligación de actuar, puesto que somos nosotros quien no tenemos una visión igualitaria y ejercemos violencia machista, desde nuestro privilegio, a nuestros entornos inmediatos hogares, calle, centros de trabajo, en definitiva en nuestros espacios de poder, y lo miramos como si no fuera con nosotros. Nos toca pasar a la acción y cambiar la situación actual.
Muchas veces el origen de esta situación se encuentra en la incapacidad que tenemos muchos de nosotros para adaptarnos a los cambios que una sociedad cada vez más igualitaria está provocando y podemos decir que algo no acaba de funcionar, que la gran mayoría de los hombres no estamos
aceptando el cambio y la libertad de las mujeres, y que los otros no nos sentimos interpelados por esta actitud, de hecho mantenemos un tipo de complicidad si lo toleramos.
Podemos buscar muchas causas, pero el caso es que simplemente no hacemos nada y miramos hacia otro lado.
El papel de los hombres en el cambio de modelo es imprescindible, nos tenemos que poner al servicio de la causa feminista y dar la cara a la sociedad y en el mundo del trabajo, puesto que es un problema que generamos los hombres y nos toca ser parte activa de la solución.
Tenemos que entender como parte fundamental de la reproducción de una violencia sistémica patriarcal, puesto que, nuestros privilegios, chocan frontalmente con la emancipación de la mujer y se convierten en la fachada general y particular contra la igualdad efectiva.
Si entendemos la opresión como un sistema que, más allá de la mera discriminación genera relaciones de necesidad entre los opresores y los oprimidos, implica que, los hombres, somos el elemento necesario para la reproducción de este modelo machista.
Organicémonos como hombres feministas, en colectivos de hombres igualitarios o en grupos de hombres que generen espacios de debate y reformulación de nuestro papel, son herramientas
que nos ayudan a trabajar por la igualdad de género, contra la violencia machista y de este modo ser
referentes para otros hombres, todo ésto desde la plena conciencia que nos hace falta un proceso, personal y colectivo de deconstrucción de nuestra masculinidad hegemónica y nuestro papel como hombres en los espacios de participación social.
Reclamamos el desarrollo de los planes de igualdad como herramienta fundamental para llevar el feminismo en los centros de trabajo.
Hagámos patente nuestra postura pública contra la desigualdad y la violencia que los hombres ejercemos manifestando nuestro rechazo explícito, y nuestra participación en las concentraciones, plataformas y ruedas de hombres que lo visibilicen es importante. En este sentido, hay que resaltar especialmente la gestión de las redes sociales y esta mirada feminista a la cual todos podemos contribuir para provocar un cambio social en positivo, amplificando las voces feministas, conectarnos con perfiles similares y compartir sus experiencias evitando tener comportamiento machista con una mirada igualitaria que ponga la calidad del contenido por sobre la cantidad de seguidores.
Tenemos herramientas para podernos implicar más en la lucha feminista, además de tener la obligación de hacerlo, si nos paramos a pensar si podemos hacer algo más del que hacemos cada día, seguro que nos sentiremos en la necesidad de implicarnos más activamente evitando que nuestro silencio nos haga más cómplices.
Porque, el que es personal es político.
Publicado en Trans*Baix Power número 2